Si estás trabajando en algo nuevo, ya sea en lo personal o profesional, y no te estás encontrando con algún tipo de resistencia, desafío o excusa para procrastinar, quiere decir que lo que estás haciendo no es lo suficientemente desafiante y no te está sacando de tu zona de confort. Para realmente crecer en cualquier ámbito de tu vida es primordial que te estés poniendo metas que te incomoden y te generen cierto grado de incertidumbre, de lo contrario, probablemente estás haciendo más de lo mismo y te estás manteniendo en tu zona segura.
Asumiendo que sí estás trabajando en algo que te está sacando completamente de esa zona de confort, seguro que ya has notado las múltiples resistencias que te presenta tu Ego para que dejes de hacer lo que estás haciendo. Un día te sientes más cansado de lo normal y te dices (más bien tu Ego te dice) que necesitas descansar, otro día sientes que ya estás teniendo bastante avance por lo que deberías tener unos días libres, en otro momento te pones a escuchar la opinión de alguien que no está de acuerdo con lo que estás haciendo y de pronto comienzas a cambiar tu opinión y te cuestionas lo que has estado haciendo. Esos son solo algunos ejemplos de cómo el Ego opera para que no continúes trabajando en pos de tu crecimiento. Esto no quiere decir que el Ego sea “malo”, simplemente es una parte de nuestra mente que nos quiere mantener con vida y se ha desarrollado de esta manera por cientos de miles de años. Lo que hay que entender es que este Ego funciona exactamente igual que cuando vivíamos en tribus cazadoras-recolectoras y en ese entonces si cambiábamos nuestros hábitos y comenzábamos a tener comportamientos diferentes a los de nuestra tribu, inmediatamente éramos rechazados, quedando solos y a la deriva en la sabana. Es por esto por lo que el Ego es tan diligente en cuanto a la protección de la zona de confort, ya que manteniéndonos en ella nos mantiene comportándonos cómo se nos enseñó de pequeños en nuestra tribu (familia, círculo social, etc.). Sin embargo, hoy en día vivimos en un mundo completamente diferente, en donde si queremos vivir plenamente es fundamental auto definir nuestros propios hábitos y comportamientos, y para ello debemos salir de esta zona de confort impuesta por el Ego, por ende, debemos enfrentar y ganarle a las resistencias que este nos imponga.
Uno de los aspectos que recurrentemente toco con mis clientes para ayudarles a lidiar con dichas resistencias es “manipular o manejar el ambiente”. ¿Qué quiere decir esto? Una vez detectadas las principales resistencias con las que te estás enfrentando, puedes cambiar algo en tu ambiente para mitigar o eliminar esa resistencia. Veamos un par de ejemplos.
Digamos que estás trabajando en un nuevo proyecto profesional que requiere un montón de energía y enfoque, y te das cuenta de que cada vez que te sientes algo estancado agarras el celular y te pones a revisar redes sociales. Inmediatamente esto hace que tu foco de atención se vaya completamente hacia lo que te muestra el celular, haciéndote perder todo tu enfoque y así impidiendo el avance en tu proyecto. ¿Qué puedes hacer en este caso? Si sabes que no es necesario que tengas el celular cerca cuando estás trabajando en este proyecto y este es una fuente de distracción para tu avance, simplemente apágalo y guárdalo. Tu Ego no va a parar ahí, ahora te dará excusas para tener tu celular cerca, por ejemplo, diciéndote “¿y qué pasa si me entra una llamada urgente?”. Hazte un favor y no le hagas caso.
Otro ejemplo sería que estás buscando mejorar tu condición física y te propusiste hacer deporte todas las mañanas antes de comenzar a trabajar. Te das cuenta de que muchas mañanas atrasas la alarma, otras veces te pones a preparar el desayuno que vas a comer después de entrenar y te das cuenta de que no tienes mucho tiempo entonces decides entrenar otro día y así te vas encontrando con diferentes excusas o resistencias que no te permiten progresar en lo que te habías propuesto. ¿Cómo puedes manipular el ambiente en este caso? La noche anterior puedes dejar tu celular lejos de la cama para verte en la obligación de levantarte cuando suene la alarma, preparar tu desayuno que comerás después de entrenar y dejar tu botella de agua y tu ropa para entrenar listas para así ser lo más eficiente posible durante la mañana antes de ir a hacer deporte.
Si te das cuenta, son cosas muy sencillas que podemos hacer y que aumentan muchísimo la probabilidad de mantenernos consistentes con lo que nos hemos propuesto. La clave está siempre en preguntarse qué es lo que puedo controlar y cómo puedo hacerme el camino más fácil. Cómo mencioné en un principio, el camino en sí no será fácil ya que estamos haciendo algo que nos saca de nuestra zona de confort lo que se traduce en que estamos cambiando la estructura de nuestro cerebro al crear nuevas conexiones neuronales y esto siempre será desafiante, sin embargo, sí podemos encontrar maneras de automatizar o simplificar algunos pasos dentro del proceso para así ayudarnos a tener éxito en lo que estamos deseando.
Ahora que entiendes la idea de manipular el ambiente, te invito a que escojas uno de los objetivos en los que estás trabajando y hagas dos listas, por un lado, anota los pasos o tareas que ejecutas cuando estás trabajando en dicha meta y por otro lado, enumera las resistencias o distracciones que sueles tener cuando trabajas en ello. Con respecto a los pasos, revísalos y determina cuáles de ellos puedes simplificar o automatizar de alguna manera. Con respecto a las resistencias o distracciones, identifica el foco de ellas y determina cómo vas a reducirlas o eliminarlas por completo. Si realmente te tomas enserio tu crecimiento y haces esto, las chances de que tengas éxito en lo que te propones son altísimas.
Comments