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La llave para transformar tu vida

Cada uno de nosotros posee una identidad, la cual determina el 95% de nuestros comportamientos y, por ende, el 95% de nuestra realidad. Esta identidad es conformada por nuestros sistemas de creencias, nuestro autoestima, valor propio y cómo creemos que el mundo nos percibe. Esta identidad comprende todas las áreas de nuestra vida: carrera, finanzas, salud, relaciones y desarrollo personal/espiritual.


Estoy seguro de que cada día deseas mejorar en cada uno de estos aspectos. Deseas sentir que trabajas en algo en lo que eres un aporte y que te llena el alma, deseas sentirte financieramente libre, deseas vibrar en salud y estar libre de cualquier molestia y enfermedad, deseas tener relaciones expansivas tanto con otros como contigo y deseas cada día conocerte mejor y estar conectado con tu propósito o misión.


Como te comportas y sientes respecto a cada área de tu vida, está determinado por esa identidad ya mencionada. Por lo tanto, para que te sientas mejor en cualquier ámbito es primordial que exista un cambio de identidad. Esa identidad está en tu mente. Si cambias tu mente, cambias tu vida.


En internet se ven muchas personas enseñando sobre objetivos y, lamentablemente, la mayoría enseñan sobre procesos de creación de objetivos que se basan en resultados (como los famosos objetivos SMART). Este tipo de procesos no son eficaces ni en conseguir esos estados de plenitud que estás buscando ni en generar cambios que perduren en el largo plazo. ¿Por qué? Son varias las razones, pero las principales son:

  1. Se enfocan solamente en lograr un resultado, sin poner el suficiente énfasis en el proceso de lograr el resultado (que es realmente la parte importante). Eso hace que se genere una obsesión por el resultado por lo que el proceso no es vivido en un estado de flexibilidad y satisfacción. Y cuando se logra el resultado, la satisfacción que se siente es de muy corto plazo e inmediatamente sentimos un vacío por lo que comenzamos la búsqueda de lo siguiente.

  2. Si bien estos procesos buscan conseguir un resultado en particular, no se enfocan en generar un cambio profundo en la persona. El resultado que se consiga no servirá de nada ya que más temprano que tarde la persona volverá a sus antiguos hábitos y patrones de comportamiento. El ser humano se comporta y vive de acuerdo a la identidad sostenida en la mente. Esto determina lo que sentimos habitualmente. Si no hay cambio de identidad, no se generan cambios en la realidad de vida del individuo.


Hasta aquí espero que esté claro porqué un proceso de objetivos basado en resultados no es la mejor manera de ponerse metas y porqué sí deberíamos utilizar un proceso que genere un cambio de identidad. Ahora vamos al grano respecto al proceso de Objetivos Basados en Identidad que mis clientes y yo utilizamos, y que nos ha ayudado a generar cambios que nos acompañan de por vida.


Este proceso se divide en tres partes. La primera es darnos cuenta de qué es lo queremos realmente. La segunda parte tiene que ver con prender esa chispa de deseo al conectar lo que queremos con nuestro corazón y crear un plan para alcanzarlo. Y por último, está la parte de conectar estos deseos con una intención profunda y comenzar a trabajar en lo que deseamos lograr a través de un cambio de comportamiento que nos permita convertirnos en esa persona que logra esas maravillosas metas.

Es fundamental que el proceso tome en cuenta cada una de las áreas de la vida antes mencionadas, ya que es la única manera de crecer de una manera armónica y balanceada y que así podamos sentirnos satisfechos con nuestra vida en su totalidad. Es importante tomarse varios días para completar el proceso y hacerlo siempre en un lugar tranquilo y sin interrupciones.

Parte 1 - Querer: En la primera parte comenzamos escribiendo todo lo que queramos. En muchas ocasiones nuestro Ego tratará de detenernos haciéndonos creer que eso es imposible de lograr o que no seamos muy soñadores. No debes dejar que tu Ego te pare, simplemente escribe todo lo que quieres. Considera experiencias, posesiones, aspectos en los que quieres crecer, contribuciones que quieres hacer, el legado que quieres dejar. No te guardes nada. Considera todas las áreas de tu vida (carrera, finanzas, salud, relaciones y desarrollo personal/espiritual) y ordena la lista por cada área.


Luego, revisa cada una de las cosas que escribiste y elimina las que dependan de más personas. Solo quédate con lo que depende 100% de ti. También elimina de la lista lo que al leer nuevamente te das cuenta que realmente no lo quieres tanto o incluso ni lo quieres. Te darás cuenta que muchas de las cosas que escribiste quizás son queridas por la sociedad o por tu familia, pero no necesariamente lo quieres tu.


Una vez tengas clarísimo lo que quieres, quédate con una lista de lo que quieres lograr de aquí a 5 años. Y luego de esa lista, quédate solo con lo que quieres lograr de aquí a 1 año. Esta última lista es la que tomarás para trabajar en la Parte 2 del proceso.


Parte 2 – Desear: La lista de lo que quieres fue sacada de tus creencias, es decir, de lo que tienes en tu mente. Ahora es importante conectar esa lista con tu corazón. Para ello vas a hacer un proceso de “lavado de deseos” lo que te permitirá quedarte solo con lo que realmente está alineado contigo y por los que tienes un verdadero deseo de conseguirlos. Para ello, vas a tomar por separado cada deseo de tu lista y vas a responder las siguientes preguntas:


Cuando logre este objetivo voy a ser capaz de:

Cuando logre este objetivo voy a sentir:

¿Es este siguiente año un año apropiado para trabajar en este objetivo?

Analiza tus respuestas y responde: ¿Es este realmente un objetivo que prende esa chispa de deseo en tu interior? ¿Este objetivo me genera cierto grado de incertidumbre? ¿Realmente DESEO lograr este objetivo? ¿Cómo mediré mi progreso?


Al responder estas preguntas para cada deseo listado, podrás eliminar los que te das cuenta que no son apropiados para este siguiente año o simplemente no prenden ese verdadero deseo en tu interior. Una vez hayas limpiado la lista proseguirás a crear un plan de acción con las siguientes preguntas:


¿Qué necesito para que esto suceda?

¿Quién puede ayudarme y cómo?

¿Qué conocimientos necesito?

¿Cuáles son mis obstáculos?

Crea 5-10 pasos a seguir que necesitarás para conseguir esta meta.

¿Qué puedo hacer en los siguientes 3 meses?

¿Qué puedo hacer en los siguientes 30 días

¿Qué puedo hacer en este momento?


Ya con esto, tienes tus objetivos y tu plan de acción por lo que es momento de pasar al tercer y último paso.


Parte 3 – Intencionar: Una vez pasas al paso número 3, comienza la acción. Es en este momento donde tienes que estar siempre conectado con un POR QUÉ muy claro respecto a cada uno de los objetivos que quieres lograr. Busca que ese por qué te conecte con tu corazón, es decir, que el por qué te lleve a estados elevados tales como a sentir paz, amor, plenitud, alegría, etc.


A lo largo del camino, te encontrarás constantemente con desafíos que te van a hacer dudar de lo que estás haciendo. Si tienes un por qué clarísimo y estás conectado a ello, podrás mantenerte en un estado de enfoque, flexibilidad y voluntad ante todo lo que vaya ocurriendo en el proceso.Por otro lado, ten muy claro todas las características de esa nueva versión de ti que va a lograr esos objetivos. Cómo vistes, cómo hablas, cómo es tu postura, cómo te relacionas, cómo resuelves los conflictos, cómo comienzas y terminas tu día, cómo trabajas, cómo comes, cómo te mueves, cómo respiras, etc. Una vez tienes claridad de estas y otras características, comienza a comportarte de esa manera. La mente aprende por repetición, por lo que mientras más lo hagas, más te vas convirtiendo en esa persona.


Usa también el poder de la mente mediante la visualización. Cada mañana después de levantarte y en la noche antes de dormirte, visualiza todo lo que vas a lograr y agradece por ello. Es súper importante no solo ver la imagen, sino que también sentirlo. De esta forma pones a tu subconsciente a trabajar para lograr lo que tanto deseas. Es así cómo funciona la Ley de la Mente:


Lo que crees, lo creas.

Lo sientes, lo atraes.

En lo que te imaginas te conviertes.


Si aplicas todo lo anterior y no te rindes, tienes el éxito asegurado.

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