Hace unos días comencé una sesión de coaching con una clienta e inmediatamente noté que venía muy acelerada. Le propuse cerrar los ojos y la guíe a través de una meditación por unos 4 minutos. Al abrir los ojos me miró sorprendida y me dijo “Que poderoso. No me había dado cuenta del estado en el que estaba”, y la verdad es que la mayoría de la población adulta está constantemente en un estado similar sin siquiera saberlo. Con ese pequeño ejercicio, lo que sucedió en ella fue que pasó de estar en un estado de restricción en donde la mente y cuerpo están en alerta a un estado de expansión, en donde prima el enfoque y bienestar. Si hubiésemos comenzado la sesión sin haber hecho esa pequeña pausa, ninguna de mis recomendaciones o enseñanzas le hubiesen hecho sentido o entrado ya que ella hubiese estado en un constante modo de ”Ataque y Defensa”.
En cada momento del día podemos estar ya sea en un estado de restricción o en un estado de expansión. Un estado de restricción quiere decir que tu Sistema Nervioso Simpático está activado, algo que podemos simplificar como Zona Roja, y esto implica que estás en un estado de estrés. Este estado de estrés puede verse reflejado en diferentes niveles energéticos, ya sea como ansiedad, duda, procrastinación, frustración, enojo, cerrado o incluso como estados más depresivos como la apatía, dolor, culpa y vergüenza. Por el contrario, un estado de expansión sucede cuando tu Sistema Nervioso Parasimpático está activado, lo que podemos simplificar como Zona Verde, y esto implica que estás en un estado de enfoque. Esta energía de enfoque puede manifestarse como coraje, flexibilidad, dispuesto a tomar acción, abierto al cambio o también en energías más elevadas como sentir aceptación ante lo que la vida te ponga por delante, amor, plenitud, paz, gratitud, entre otras.
Si nos ponemos a observar a la gente, cada persona es un mundo completamente diferente, especialmente en cuanto a las programaciones mentales que cada una tiene. Sin embargo, el mecanismo que determina si una persona está en la Zona Roja o en la Zona Verde funciona exactamente igual para todos los seres humanos. El conocer cómo funciona esto, te ayudará a ser capaz de darte cuenta en que estado te encuentras en cada momento y así poder tomar acción para estar en la Zona Verde de manera intencional, cada vez que alguna situación te active en la Zona Roja.
Cada uno de nosotros tiene un radar en el cerebro llamado amígdala. La amígdala se encuentra todo el tiempo monitoreando el ambiente. Cada vez que sucede algo que no se alinea con nuestra percepción de como deberían ser las cosas, esta alarma se enciende y en menos de medio segundo nos ponemos en un estado de reacción. Creemos que son situaciones graves las que nos ponen en este estado, sin embargo, a lo largo del día nos enfrentamos a múltiples situaciones que no se alinean con nuestra percepción de como debería ser la realidad. Por dar algunos ejemplos, podría ser que no hay comida en el refrigerador, hay tráfico en la calle y voy a llegar tarde, la cajera del supermercado se está demorando mucho, se cayó el internet, y así suma y sigue.
Cada vez que este radar detecte algo que no está acorde a lo que creemos que debería suceder, inmediatamente la Zona Roja se activa. Esto implica que se apagan todas las funciones del cuerpo relacionadas con el bienestar y se enciende el cerebro límbico (la parte más primitiva de nuestro cerebro), el cual le envía una señal al corazón notificándolo sobre el “peligro al que estamos expuestos”. El corazón eleva su frecuencia cardiaca, notificándole así al cerebro que está preparado para “Luchar o Huir”. A esta conexión que se genera entre el cerebro y el corazón es lo que llamamos “El Círculo de Estrés” en el que ambos constantemente se están retroalimentando en este estado de restricción.
Una vez sucede esta conexión, inmediatamente nuestro Ego toma control de nuestra mente consciente. El Ego es esa parte de nuestra mente que busca proteger nuestra zona de confort a toda costa, y ante cualquier situación externa que no se alinee con nuestra zona de confort, el Ego buscará hacer todo lo posible para imponer su perspectiva por sobre la realidad. Esto implica que nuestra mente comienza a funcionar muy rápido y de manera negativa, manteniendo así el conflicto activado. Por otro lado, el cuerpo siempre funciona como apoyo a lo que está ocurriendo en nuestra mente. Por lo tanto, si el Ego está tomando control de la mente consciente en este estado de “Lucha o Huida”, el cuerpo hace exactamente lo mismo por lo que el sistema digestivo e inmune se inhiben, el cuerpo se deja de reparar, entre otras múltiples funciones que dejan de ocurrir. Esto se debe a que el cuerpo está en un estado de supervivencia, por lo que toda su energía la lleva a las extremidades (brazos y piernas) para correr o luchar. Podemos estar frustrados porque vamos a llegar tarde a una reunión, pero nuestro cuerpo se comporta como si estuviésemos escapando de un león. Todo lo anterior ocurre en menos de medio segundo, poniéndonos así en un estado en el que juzgamos o buscamos imponer nuestra percepción ante la realidad y reaccionamos ante lo que sucede en el ambiente externo.
La activación de la Zona Roja es algo que no podemos evitar. Es este mecanismo el que nos ha llevado a sobrevivir como especie por cientos de miles de años. Es por es que el siempre entraremos en este estado negativo antes que un estado positivo ante algo que nos sacuda nuestra zona de confort.
Sin embargo, con la práctica de la auto observación, igual de rápido como entramos en este estado restrictivo, podemos pasar a la Zona Verde. La principal clave es hacer una pausa. El Ego funciona muy rápido y si no somos intencionales en hacer esa pausa, el Ego nos va a llevar hacia donde nos quiera llevar y así perpetuando ese estado restrictivo. Sin embargo, al hacer una pausa que puede durar incluso unos pocos segundos, tenemos la capacidad de convertirnos en los observadores de las historias que el Ego nos cuenta en la mente. El solo hecho de observar esto, nos permite separarnos del Ego y darnos cuenta de que no somos el Ego, sino que somos quien observa al Ego. Esto nos permite estar en presencia y observar la realidad tal cual es. El solo hecho entrar en este estado de observación, hace que la Zona Roja se desactiva y la Zona Verde se active.
Lo anterior implica que el Círculo de Estrés, es decir, esa conexión entre el cerebro y el corazón, se rompa, dando paso ahora a una conexión entre el cerebro, el corazón y los intestinos, que se genera a través del Nervio Vago, el nervio principal de nuestro Sistema Nervioso. Además, ahora ya no es el cerebro límbico el que está activado, sino que la corteza prefrontal del cerebro, por lo que el control de la mente consciente ya no lo tiene el Ego (falso yo) sino que lo tienes TÚ, es decir, tu Verdadero Yo. Los pensamientos ahora son de enfoque, de calma y de objetividad. Y como mencioné antes, el cuerpo siempre apoya a la mente, por lo que ahora todas las células del cuerpo están funcionando en bienestar. Todos los sistemas funcionan en armonía generando así un estado de balance u homeostasis. Ya no hay juicio y reacción, sino que ahora tomas consciencia y respondes ante la situación.
Recuerda que esto está en funcionamiento 24/7 y muchas veces es muy sutil, por lo que nos cuesta darnos cuenta cuando estamos en esta Zona Roja. Hacer varias pausas durante el día nos permite salir de ella si es que estamos activados sin darnos cuenta.
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Círculo de Estrés vs Conexión Cerebro-Corazón-Intestinos
Identidad Mental
Identidad Corporal
Reacción vs Respuesta
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