El otro día conversando con un amigo tuvimos una conversación que quiero compartir contigo.
La conversación comenzó con una pregunta de su parte.
Pablo, ¿tú te estresas?
Claro que me estreso. Todos nos estresamos y este es un mecanismo fisiológico de supervivencia. Cada vez que una situación choca con nuestra percepción sobre cómo deberían ser las cosas, una alarma se activa en nuestro cerebro y, en consecuencia, una cascada de reacciones hormonales ocurre en nuestro cuerpo lo que nos hace sentir ciertas emociones relacionadas con el estrés. No toma más de medio segundo en activarse esta alarma tras suceder el evento, por lo tanto, el estrés no lo podemos parar.
Lo que si podemos hacer es dominarlo. Igual de rápido se activa esta alerta, así mismo la podemos apagar. La pregunta es ¿cómo?
Es fundamental hacer una pausa y así crear un espacio para observar. Al hacer esto podemos observar nuestros pensamientos, lo que estamos sintiendo, observamos la situación desde una perspectiva más calmada. Inmediatamente después de hacer esta pausa, nuestro sistema de relajación se activa y podemos ver cosas que no vemos cuando estamos estresados (porque en un estado de estrés, nuestra mente se enfoque 100% en el problema y se pone en el peor escenario posible). Suena sencillo, pero en la práctica no es tan fácil porque la mente tiene mucho poder y nos va a intentar mantener en ese caos. Por lo tanto, requiere mucha voluntad y práctica para que esa pausa cada vez se vaya haciendo más natural y automática.
Luego la conversación cambió un poco y mi amigo me contó que él en el trabajo suele estar muy estresado y alterado, pero las cosas le salen bien y hace que el negocio se mueva. Sin embargo, cuando llega a la casa está absolutamente destrozado y no tiene ni energía para comer, solo quiere dormir. Y claro, la razón de esto es que en un estado de estrés nuestro cuerpo está utilizando mucha energía porque la mente cree que está en un peligro por lo que necesita salir de esa situación y una vez llega a la casa y ese “peligro” se acaba, el cuerpo entra en un estado donde requiere descansar para repararse y recuperarse de lo que acaba de suceder. Esto puede hacer que mientras estamos trabajando estamos súper activos y ágiles, especialmente cuando estamos en períodos muy intensos de trabajo. Sin embargo, a largo plazo es insostenible debido a que estamos pasando demasiado tiempo con el Sistema Simpático (estrés) activado y no le estemos dando el suficiente tiempo a nuestro cuerpo para recuperarse y, si no nos hacemos cargo más adelante comienzan a aparecer enfermedades como el cáncer o problemas cardiacos que hoy en día están tan normalizadas. Mi amigo tiene 30 años y es una persona sana, pero si mantiene ese ritmo, tarde o temprano le va a pasar la cuenta porque el cuerpo no puede aguantar así por siempre. Es importante que no demos la salud por hecha.
El estrés en sí no es malo, de hecho, puede salvarnos la vida. Lo que sí es malo es estar en un estado crónico de estrés por peligros que no son reales.
Comments