Todos los seres humanos funcionamos y operamos de la misma manera. Lo que nos diferencia a cada uno del resto son las creencias que sostenemos en nuestra mente subconsciente.
Durante nuestra niñez y adolescencia, cada uno de nosotros pasó por lo que el Dr. Robert Kegan llamó las Etapas de Desarrollo Adulto, proceso por el cual desarrollamos nuestra Identidad (Ego) junto con todas las creencias y programaciones que tenemos respecto a todas las áreas de nuestra vida (carrera, finanzas, salud, relaciones y desarrollo personal/espiritual).
Repasemos brevemente cada una de estas etapas.
Etapa 1 – Mente Impulsiva: Durante los primeros 7 años de vida, el cerebro opera principalmente a un nivel de ondas theta. Esto implica que el niño o niña está absorbiendo todo lo que vive o se le enseña, sin hacer ningún juicio. Al final de esta etapa el niño cuenta con un Ego y, por ende, una zona de confort. Sin embargo, esta zona de confort aún no está completamente establecida.
Etapa 2 – Mente Imperial: A partir de los 7-8 años el niño comienza a ser más independiente y comienza a poner a prueba lo aprendido en la primera etapa. Esta es la etapa más importante ya que el individuo confirmará las creencias aprendidas en la Etapa 1 o las cambiará por nuevas creencias, según las experiencias que viva. A fines de esta etapa (16 años de edad) su Identidad (Ego) estará completamente establecida, lo que determinará su autoestima, valor propio e imagen propia. Este proceso terminará de establecer por completo las creencias del individuo, lo que determinará de forma subconsciente todos los comportamientos en su vida.
Etapa 3 – Mente Socializada: A partir de los 16 años, la persona vive principalmente a través de los ojos de su Ego o Identidad. El estrés será una constante debido a la inmensidad de factores en el ambiente que amenazan las creencias que el individuo sostiene en su mente. Dependiendo de cómo fueron las dos primeras etapas, la Identidad del individuo podrá tomar una de las siguientes características:
Identidad abrumada: La persona estará constantemente en búsqueda de felicidad y paz en factores externos, tales como dinero, estatus, posesiones, etc. Estos individuos se frustran, enojan o justifican con facilidad.
Identidad ansiosa: Estas personas tienen miedo al cambio, principalmente a nivel subconsciente. Constantemente procrastinan y no hacen lo que se proponen para mejorar sus vidas.
Identidad depresiva: Estas personas tienen poca o nada de esperanza en la vida. Cada situación negativa que sucede se lo toman de manera muy personal y tienen una actitud de víctima ante lo que sucede.
Este proceso de desarrollo se generó debido a la manera en que evolucionamos durante cientos de miles de años como especie. Desde el surgimiento del homo sapiens (ser humano moderno), durante la mayor parte de la historia vivimos en tribus de 100 a 150 individuos nómades cazadores-recolectores, y para sobrevivir debíamos ser programados con las creencias de nuestra tribu. Hoy en día este proceso de desarrollo se mantiene intacto.
Ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con que “somos creadores de nuestra realidad”?
El ser humano es una especie de rutina. El 95% de lo que hacemos es rutinario y todo eso viene de las creencias y programaciones que tenemos en nuestra mente subconsciente (la cual corresponde al 95% de nuestra mente). Desde la manera en que nos lavamos los dientes hasta cómo solucionamos cada conflicto en nuestra vida, está determinado por estas programaciones mentales. Cada acción que tomamos o dejamos de tomar tiene un efecto y este efecto es lo que va “dibujando” nuestra realidad de vida. Nuestra Identidad (Ego o programaciones que tenemos en nuestra mente) y nuestra realidad son interdependientes. Cada creencia genera un comportamiento y estos comportamientos van creando nuestra vida.
Nuestra mente, está especialmente diseñada para no cambiar. Este mecanismo fue el que nos permitió sobrevivir por tantos miles de años cuando éramos nómades. Si cambiábamos nuestras creencias e íbamos en contra de nuestra tribu, quedábamos aislados y moríamos. Sin embargo, hoy en día sabemos que muchas de las creencias que se nos enseñó en nuestra tribu (familia, escuela, círculo de amigos, etc.) no nos son útiles. Si no me crees, pregúntate por qué vives con tanto estrés. Todo ese estrés es generado por las creencias que sostienes en tu mente. La buena noticia es que estas creencias sí se pueden cambiar pero para ello debes cambiar tu rutina para comenzar a romper las estructuras mentales que no te sirven. Al pasar por este proceso, vas a activar a tu Ego el cual va a imponer diversas resistencias para que te mantengas en tu zona de confort y así no cambies. Estas resistencias que trae el Ego, son parte de ese mecanismo diseñado para no cambiar. La clave está en luchar contra ese Ego y no dejar que esas resistencias te mantengan en tu zona de confort. Si quieres saber más sobre los tipos de resistencia del Ego, puedes leer este artículo.
Cuando una persona logra cambiar todas las creencias que no le son útiles dentro de cada área de su vida, logra pasar a lo que Kegan denominó Etapa 4 - Mente Auto Creadora. Cuando esto sucede, la Identidad es establecida por el individuo y, por lo tanto, su rutina y su vida son diseñadas por la persona y uno deja de arrastrar subconscientemente las historias del pasado al presente. En esta etapa, cada acción que uno toma o deja de tomar viene de una creencia que elegida por el individuo y esto es lo que nos permite crear la vida que deseamos.
La vida que cada uno de nosotros tiene está determinada por nuestros comportamientos. Ya sea consciente o inconscientemente, siempre estamos creando nuestra propia realidad. Por lo tanto, aquí te dejo algunos consejos para que puedas cambiar las programaciones y comportamientos que no te son útiles y así crear una realidad con la que te sientas a gusto.
Identifica algún aspecto de tu vida que quieras cambiar. Observa tu rutina o comportamientos respecto a esa área. ¿Qué haces o qué no haces? Sé brutalmente honesto contigo.
Todos nuestros comportamientos son determinados por nuestros pensamientos y creencias. Identifica qué pensamientos o creencias tienes respecto a esa área con la que no estás a gusto. Observa tu mente. ¿Qué está diciendo esa voz interna? Esto te va ayudar a crear consciencia.
Determina al menos un comportamiento rutinario que desees cambiar y comprométete a hacer algo diferente (¡que te sea útil!) por al menos 30 días seguidos. Cada vez que observes esa voz interna “tirándote para abajo”, haz una pausa para observarlo y así darte cuenta de que esa voz no eres tú, es simplemente tu Ego que está intentando que no cambies.
Mantente fuerte. El Ego no te va a dar tregua y va hacer lo posible para mantenerte en lo mismo de siempre. Si logras ser consistente, ya verás como cada vez se va a empezar a hacer más fácil y poco a poco lograrás instalar nuevas creencias en tu subconsciente. Cuando esto ocurra, el nuevo comportamiento será automático y los frutos se reflejarán en tu estado de energía y en tu vida cotidiana.
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