Tras haber entrevistado y estudiado durante 25 años a las personas más ricas de los Estados Unidos, Napoleon Hill publicó su renombrado libro “Piense y Hágase Rico”. En este, Hill nos revela los métodos que estas cientos de personas utilizaron para crear su fortuna.
En su libro describe que una de las piezas claves para crear riqueza y alcanzar cualquier meta que uno se proponga es desarrollar la capacidad de tomar decisiones rápidas. Por el contrario, una de las causas más frecuentes del fracaso de una persona es la falta de rapidez para tomar decisiones.
“El valor de las decisiones depende de la valentía necesaria para tomarlas”
– Napoleon Hill, Piense y Hágase Rico.
Como seres humanos, siempre estamos tomando decisiones. Si haces o no haces algo, esto siempre viene de una decisión la cual puede ser tomada de manera consciente o inconsciente.
Si no estamos siendo capaces de tomar decisiones rápidas quiere decir que estamos bajo las garras de la procrastinación, es decir, el acto de no tomar acciones alineadas a lo que deseamos lograr incluso sabiendo lo que es mejor para nosotros. Cuando esto sucede se debe a que la energía en la que estamos operando es una energía de miedo, la cual está encargada de proteger nuestra zona de confort. Esta energía de miedo puede verse reflejada como duda, ansiedad, parálisis, pánico, entre otras.
Piensa ahora en algún aspecto de tu vida que no has sido capaz de tomar decisiones rápidas y en el que sientas que estás estancado.
Pregúntate, ¿a qué estoy temiendo? ¿qué es lo que creo que puede pasar si tomo decisiones y actúo?
Escribe acerca de ello, reflexiona, permítete adentrarte hasta la raíz de tu comportamiento. Lo que vas a encontrar te va a sorprender y podrás encontrar la razón por la que no te atreves a actuar de una vez. Una vez que observas eso, puedes conscientemente luchar contra esos miedos y tomar acciones y decisiones rápidas y alineadas a lo que deseas lograr.
Otro aspecto importante que Napoleon Hill menciona en su libro, es que las personas exitosas no solo toman decisiones rápidas, si no que usualmente no las cambian fácilmente. Es decir, toman decisiones y perseveran por el camino escogido. Sin embargo, las personas que no tienen éxito además de tomar decisiones muy lentamente, usualmente luego de tomar una decisión la cambian rápidamente y con mucha frecuencia.
Este último punto es algo sumamente importante para alcanzar cualquier cosa que deseemos en la vida. Cuando comenzamos a trabajar en una meta, nos encontramos una y otra vez con desafíos que nos hacen dudar sobre lo que estamos haciendo. Sin embargo, si lo que estamos haciendo viene sostenido por un deseo profundo de nuestro corazón, es fundamental mantener el paso firme, trabajar un día a la vez en lo que estamos haciendo y despegarse a los resultados inmediatos. Si eres de esas personas que constantemente están cambiando de estrategia, ya sea en cuanto a algún proyecto laboral, a tu alimentación, hábitos de ejercicio, o cualquier otro aspecto de tu vida, te invito a que la próxima vez que estés pensando en cambiar algo nuevamente, te abstengas a hacerlo y te mantengas firme con lo que comenzaste a hacer. Date al menos un año de trabajo constante en una misma línea y verás los tremendos resultados que lograrás. Si luego de una año de acción consistentes sientes que no estás en el camino correcto, ajusta y repite.
Muy importante alejar esa incertidumbre que generan nuevos caminos / desafíos trabajando un día a la vez con constancia.
Al final la montaña siempre se ve muy alta desde abajo.