A todos más de alguna nos ha sucedido que tenemos un objetivo en la cabeza, algo que nos quita el sueño y por lo que trabajamos muy duro para alcanzarlo. En el proceso, estamos seguros de que eso es lo que finalmente nos va a brindar esa paz interna, sin embargo, al alcanzar la meta seguimos sintiendo esa incomodidad, ese vacío.
Esto es algo que se ve muy frecuentemente en personas que son consideradas muy exitosas por la sociedad, principalmente debido a sus logros profesionales y financieros. Sin embargo, muchas de estas personas a pesar de “tenerlo todo”, por dentro sienten un vacío muy grande que no son capaces de llenar.
Créditos: Andrea Piacquadio
Vivimos en una sociedad donde se nos ha programado para buscar la felicidad en lo externo. El título universitario, el buen salario, el nuevo auto, el departamento o casa de tus sueños, el nuevo IPhone, etc. Y la verdad es que nada de ello te va a entregar esa felicidad o estado de paz interna. Por un tiempo limitado te hace sentir bien, pero más temprano que tarde, vuelves a sentir lo mismo de siempre y comienzas a buscar “lo siguiente”. No me malinterpretes, no veo nada de malo en querer adquirir cosas materiales, de hecho, todo lo contrario, esto puede traer muchas cosas positivas. Sin embargo, si deseas alcanzar un estado de calma y satisfacción real, debes dejar de buscarlo ahí afuera y entrar a buscarlo dentro de ti. Si, puede sonar demasiado profundo, pero no te asustes, no es tan complejo.
Una persona que es capaz de lograr lo que se propone pero que nunca se siente satisfecha indica que tiene alta autoestima pero un bajo nivel de valor propio. La autoestima indica qué tanto creemos en nosotros mismos para alcanzar lo que nos proponemos. El valor propio indica qué tan merecedores nos sentimos de lo que tenemos o somos.
Tanto nuestra autoestima como el valor propio, fueron establecidos durante nuestra infancia y adolescencia a través de lo que el Dr. Robert Kegan denominó las Etapas de Desarrollo de un Adulto. Lo que vivimos en nuestros hogares, escuela, juntas sociales, y toda experiencia durante esos años influyeron en los niveles de autoestima y valor propio que tenemos, los cuales están profundamente arraigados en nuestro subconsciente y determinan nuestro comportamiento y estado energético. En caso de que tengas baja autoestima y/o valor propio, la buena noticia es que estas se pueden cambiar.
En adelante, me enfocaré en el valor propio, que es el que determina si te logras conectar con ese estado de paz interna o no. Si eres una persona que constantemente está en la búsqueda de esa felicidad en cosas externas y siempre parece faltar algo para llenar ese “vacío”, tienes un bajo valor propio. Es fundamental que seas honesto contigo y observes especialmente con detalle tus relaciones y tu salud.
Con respecto a tus relaciones, pregúntate ¿con quién te juntas? ¿de qué hablan? ¿cómo es tu relación contigo? ¿son estas relaciones expansivas para ti o restrictivas? Si estás en relaciones restrictivas que no te aportan, definitivamente es un indicio de que tienes un bajo valor propio.
Con respecto a tu salud, pregúntate ¿qué tanto valoras tu salud? ¿inviertes dinero y tiempo para estar saludable? Si no valoras tu salud, definitivamente tienes un bajo valor propio.
Para elevar ese valor propio hay que hacer un profundo trabajo interno. Hay que salir de la cabeza y realmente conectar con el corazón y lo que sientes. Trabajar en cualquier trauma que te haya dejado tu pasado. Ser capaz de observar cuál fue el rol que cumpliste tú en cada una de esas situaciones que te marcaron. Trabajar en el perdón tanto a quienes te hicieron daño como a ti mismo. Esto requiere mucho coraje, pero es clave para incrementar tu valor propio y poder alcanzar esa paz interior. Una vez tienes un alto valor propio, nada te puede lastimar. Eres realmente capaz de resolver cada conflicto que se te presenta y eres consciente de que las cosas “no te pasan a ti”, más bien la vida “pasa a través de ti” y cada situación de vida es una oportunidad de crecimiento. Es profundo, lo sé, pero es la verdad. Si cambias tu valor propio, todo cambia en tu vida.
Como puedes ver, para tener un alto valor propio se requiere mucho trabajo interno. Es un desafío en nuestra sociedad actual, debido a que todo el foco está en la autoestima, no el valor propio. Nos enfocamos demasiado en la cabeza y no en lo que sentimos (corazón). Es por esto que la mayoría de las terapias fallan, ya que están solo enfocadas en la mente.
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