top of page

El Corazón es un Cerebro

A través del tiempo, lugares y culturas, el corazón ha sido un símbolo que ha trascendido. Este órgano sensorial que todos tenemos está relacionado con emociones elevadas tales como el amor, gratitud, compasión y plenitud, así como también representa nuestro Verdadero Yo. El simple hecho de que cuando nos referimos a nosotros mismos hacemos un gesto indicando al corazón es un claro ejemplo de esto.


Muchos creen que nuestro cerebro es el órgano que orquesta todas las funciones de los demás órganos. Si bien, el cerebro es un gran director de lo que sucede en los diferentes sistemas de nuestro cuerpo, no es el único órgano que está dando instrucciones. De hecho el corazón, es considerado un cerebro más, junto a los otros dos cerebros que poseemos (el de la cabeza y nuestros intestinos. Sí, nuestros intestinos también son considerados un cerebro).


El corazón es un órgano que posee su propia vida y ritmo, lo que significa que sus latidos son iniciados por el mismo órgano y no por indicaciones del cerebro. Por ejemplo, es sabido que cuando el corazón es colocado en una solución salina conocida como solución Ringer, este continuará latiendo por un periodo de tiempo independiente de que no tenga conexión neurológica hacia el cerebro. De hecho, cuando un feto está en desarrollo, el corazón comienza a latir aproximadamente a las 3 semanas, es decir, antes que el cerebro se forme. El cerebro recién comienza a generar actividad eléctrica aproximadamente a la quinta o sexta semana de gestación.


El cerebro y el corazón tienen una relación muy estrecha, y ambos se están retroalimentando constantemente y algo muy interesante respecto a esta conexión, es que el 90% de las fibras nerviosas que conectan a ambos órganos son ascendentes, es decir, van desde el corazón hacia el cerebro. Esto nos indica que el corazón posee la capacidad de actuar como un amplificador de nuestra energía, ya que toda emoción procesada por este órgano es transmitida hacia el cerebro por estas fibras nerviosas, por lo que el cerebro creará pensamientos acordes, fluyendo esa información nuevamente al cerebro y ese ciclo se repite una y otra vez. Esto funciona todo el tiempo, estemos conscientes de ello o no.


Esta conexión explica por qué cuando el corazón está funcionando en coherencia, el cerebro también lo está, y viceversa. Un corazón trabaja en coherencia cuando regula los estados internos de nuestro cuerpo, llevándolo así a un estado de homeostasis y reparación. Un cerebro en coherencia implica que la corteza prefrontal está activada por lo que podemos generar pensamientos de calma y enfoque. La coherencia del corazón la podemos medir a través de la Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca (si no sabes lo que es esto puedes leer este artículo que escribí hace un tiempo) y la coherencia del cerebro la podemos medir a través de la observación de las ondas cerebrales mostradas en un Electroencefalograma (EEG).


En el gráfico superior podemos ver cómo se comporta el corazón cuando estamos sintiendo alguna emoción ligada al estrés y, por ende, no está funcionando en coherencia. El gráfico de abajo muestra lo contrario. Fuente: Becoming Supernatural por Dr. Joe Dispenza.


Esta imagen es una simplificación de cómo se ven las ondas cerebrales en un Electroencefalograma. A la izquierda vemos ondas coherentes ligadas a sentimientos positivos y a la izquierda vemos ondas incoherentes relacionadas a emociones negativas.


Cuando generamos esta coherencia tanto en nuestro corazón como en nuestro cerebro, nos sentimos relajados y seguros en nuestro ambiente. Esto implica que todos los sistemas de nuestro cuerpo estén funcionando en armonía y no existe desperdicio de energía. Si logramos llevar nuestro corazón a esa coherencia, este influenciará a nuestro sistema nervioso, el cual influenciará a nuestro cerebro, haciendo que nos sintamos más creativos, enfocados, racionales, conscientes y abiertos a aprender.


Si buscas cambios positivos en tu vida, es primordial entender esta conexión entre el corazón y el cerebro, y que uses ese conocimiento a tu favor. Debe existir una alineación entre tu intención (cerebro) y lo que sientes (corazón). Algo que nos ha demostrado la física cuántica es que cuando pensamos se genera una carga eléctrica, dando a la creación de un campo eléctrico. Cuando sentimos se genera una carga magnética, generando así un campo magnético. La combinación de ambos genera nuestro propio campo electro-magnético, el cual tiene directa incidencia sobre nuestra energía y la realidad que vamos creando. Al tener este campo electro-magnético más expandido y mejor energía, tenemos la capacidad de tomar acciones dirigidas a lo que estamos buscando y responder ante obstáculos que nos presenta la vida, en vez de reaccionar ante ellos.


Para finalizar, te voy a dejar 3 cosas que yo practico todos los días para generar esta coherencia entre mi corazón y cerebro. Si las incorporas, te aseguro que notarás los efectos positivos de ello.


  1. Establezco mi día conscientemente en el Sistema Parasimpático o de Recuperación. Antes de mirar mi celular, hablar con alguien, ponerme a trabajar o hacer cualquier cosa que pueda distraerme, me preocupo de comenzar mi día de una manera enfocada. Usualmente dedico más de una hora para hacer diversas cosas, entre las que incluyo lectura de algo que me ayude con mi desarrollo personal o espiritual, escribo, hago afirmaciones positivas, medito, entre otras cosas. Después de esto me voy a entrenar, surfear o me pongo a trabajar. No hay un solo día de mi vida que no empiece con esto, incluso lo hago los fines de semana. Si por alguna razón no tengo suficiente tiempo un día, hago alguna versión más corta de la rutina.

  2. Hago pausas conscientes durante el día que me mantengan o me ayuden a volver a este estado de enfoque y calma. Por ejemplo, entre las distintas actividades o tareas que hago durante el día me doy un pequeño momento para observar mi respiración y desacelerar, aunque sean 3 ciclos de respiración. Naturalmente soy una persona acelerada y mi mente funciona muy rápido. Estas pequeñas pausas son absolutamente efectivas para mantenerme en el momento presente y realmente no toma prácticamente nada de tiempo hacerlas.

  3. Cierro mi día conectando con el sentimiento de gratitud y suelto cualquier conflicto que venga arrastrando durante el día. Al final de cada día agarro mi cuaderno y escribo sobre cosas de las que estoy agradecido y obviamente no solo las escribo sino que conecto con ese sentimiento de gratitud. Además, si es que estoy arrastrando algún conflicto, uso la Técnica para Soltar (la cuál explico en este artículo) la cual me ayuda a irme a dormir en un estado óptimo para la reparación de mi cuerpo y mente.

Commentaires


bottom of page